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¿Sabes esa sensación de querer llorar cada vez que te recuerdo? ¿De lo que podía haber sido y no ha sido? Como cuando te fuiste alejando pero no querías porque no estabas seguro y hacías cosas que decían todo lo contrario de lo que hacías. Mil veces me alejé y mil veces volví a ti, no quería alejarme pero cada paso que dabas me alejaba más de ti. Y sí, fuiste tú quién nos destruyó a los dos, sobre todo a mí. Total somos estrellas fugaces, cogemos los deseos de las personas que no importan en ese momento y los hacemos realidad pero sin tener en cuenta que esos deseos que hacen tan feliz a esa persona se puede volver en su contra con el tiempo y toda esa felicidad se convierte en amargura porque eso es lo que tiene el amor que puede ser un veneno dulce al principio y un veneno amargo al final. Pero da igual como sea ese veneno, lo importante son las personas que nos hacen mirar el mundo como si no lo hubiésemos visto nunca, personas que te sacan a la superficie cuando se está mal, perso

Lo que más me gusta: tú, tú y mil veces tú.

Si me dieran apenas unos pocos minutos para decir que es lo que más me gusta, diría que me gusta el olor a café recién hecho, que me gusta escuchar la lluvia, que me gustan las lentejas, que me gustan las rosas rojas, que me gustan los tacones, que me gusta el olor de un libro nuevo, que me gusta recordarte, que me gustan mis amigos. Diría también que me gusta como soy cuando estoy contigo y cuando no estoy contigo también, que me remolonear en la cama hasta las tantas de la mañana, que me gusta verte sonreír, que me gusta el chocolate, que me gustan los atardeceres, que me gusta recordar el día que amanecimos juntos, que me gusta hacer fotos, que me gusta explotar pompas de plático hasta que se escuche como si fuera una tormenta, que me gustan los gatos, que me gustan los peluches, que me gustan tus manos. Y seguiría diciendo que me gusta ver como dos personas se quieren por encima de todas las cosas, que me gusta el día de San Valentín y celebrarlo aunque no tenga pareja, que

El camino los unió y los separó.

Y entonces ella entendió que la sonrisa era el sentimiento que nos provocaba una persona y que no tenía nada que ver con los labios ni con la curva de la boca. Tenía más que ver con el brillo de los ojos de una persona que se había pasado más de media vida llorando. Y que ahora vuelven a llorar esos ojos. De tristeza. Porque ella no aguanta más, está cansada de fingir que está bien y es feliz. No puede atribuirle el sentimiento de felicidad a él pero hacía que toda su vida fuera diferente. Ponía luz en su vida. Y cómo no iba a quererlo, si cada vez que él la miraba, ella pensaba en lo hermoso que era. Y cómo no pensar en que iba a hacer cuando sus brazos no la abrazacen más. Ahora ella tiene que lidiar con ello. Recuerda cuántas veces le dijo que lo echaba de menos y él le decía que quería que ella estuviera allí con él. Y ella todavía sigue pensando en él y en que haría lo que fuera por seguir aferrándose a su recuerdo, por cambiar algo.  Pero su mente tiene otro plan, destroza

Lo peor que nos puede pasar es que sigamos de pie cuando nuestros pilares no sobrevivieron a la pérdida.

¿Lo peor que te puede pasar es que olvides a alguien con quien nunca has compartido unos bonitos momentos, sólo sueños y fantasías? No, lo peor que te puede pasar es que olvides a aquella persona que te ha dado sonrisas y hermosos momentos a su lado. Aunque le hayas dedicado silencios, esa persona ha sabido rellenarlos con caricias y ternura. A algunas personas les preocupa que pase el tiempo y nunca consigan salir de la tristeza que les provoca aferrarse al recuerdo. Pero a mi, ni me preocupa ni me asusta. No tengo miedo de vivir aferrada a su recuerdo, a tropezar cada vez que recuerdo su sonrisa, a mentir cada vez que te preguntan cómo estás. La verdad, es que no sabía que mentía tan bien. Hasta yo me lo creo. Incluso aprendes a sonreír sin motivos. Tampoco tengo miedo de preferir la soledad y el dolor porque no quiero volver a caer, no quiero que nadie me espere y mucho menos que espere a que se curen mis heridas. No quiero a nadie que me diga que no eche raíces, quiero a alguien

A veces sólo es necesario creer que es posible.

La vida pasa tan rápido como cuando se marcha un avión surcando el cielo y como pasan los atardeceres en tan sólo unos minutos. También hay cosas que tienen prisa por alejarse, aunque nunca se hayan acercado tanto como para notar luego su pérdida.  Como esas miradas tristes, debido a la incomprensión, que se pierden cuando nadie mira. O cuando buscamos otras respuestas a las preguntas que nos sabemos de memoria. Y cada vez que nos soñamos, nos rompemos un poco más a nosotros mismos. Los sueños nos gritan lo que queremos y, la verdad, yo ya estoy harta de que vagar en ellos sin rumbo y encontrarte al final del camino. Luego caminamos como si nada, como si quisiéramos que el tiempo fuera nuestro favor. Y todo esto lo recuerdo con el sonido de la lluvia pero no está lloviendo.  Y si luego nos encontramos en la calle, nos ponemos una máscara y dejamos que jueguen las apariencias que ya luego, si acaso, recogeremos los trozos de nuestros sueños muertos. Y es que nunca aprendimos a no

Los secretos pesan.

Odio cada segundo que te recuerdo, pero más odio no poder darte todos los abrazos que quiero darte. Odio no poder decirte cuánto te echo de menos. Cada segundo es una tortura y sé que no aprobarías esto. Me dirías "Annie, tu felicidad no depende de nadie. Sólo depende de ti misma." Y te diría que eso ya lo sé, pero no sabría explicarte ni decirte lo que realmente siento. Supongo que este secreto me lo llevaré a la tumba, nunca lo sabrás. A no ser que el destino nos vuelva a unir. Y quién dice destino, se refiere realmente a quién tendrá que dejar su orgullo para que todo empiece de nuevo o para revivir el dolor. Creo que tenías razón en la mayoría de las cosas que dijiste, pero también creo que llevas razón porque estás dejando que pasen. Y no sé si lo estás haciendo queriendo o no. Cuando pierdes a alguien, puedes recordar cómo se movía, sus gestos, su sonrisa, sus ojos, sus manos pero nunca puedes recordar el sonido de su voz.  En este caso, se puede decir que

Fin.

A fin de cuentas, esto es lo que ha quedado. Un montón de dudas y silencio. Sí, a pesar de todas las palabras, silencio. Y muchos días bonitos en los que, al principio, no paraba de llover. Pero eran bonitos porque tú los hacías especiales y bonitos.  Días llenos de alegría y felicidad. Y ahora que no estás, no me creo que la felicidad exista porque no hay felicidad si no es contigo. Y esto es lo que ha quedado, porque yo no estoy. Me fui cuando te fuiste porque  ya sabía que no podía pagar la soledad tan grande que iba a sentir.