Él se metió en el laberinto de sus ojos. Cuando ella los cerró, él quedó atrapado para siempre.

Ella no sabía cómo de importante era él, dejó que penetrara en su piel, igual que el sol te broncea en verano, lentamente. Ya no había vuelta atrás. Ella quería más, él menos. El final se acercaba y ella sólo quería verlo, sentirlo, saber que todo iba a estar bien.
Pero el día final llegó. Ella se quedó sin palabras que decirle, no pudo decirle que lo quería y que si creía posible todo lo que él  decía que no podía ser.
Ella sólo quería llorar pero no quería que él la viese. No quería ser vulnerable y acabar diciéndole, entre lágrimas, lo que de verdad sentía por dentro, el enorme cariño que le tenía. Un cariño que no se podía comparar con una amistad.
El último beso que se dieron, fue distinto. Ella quería que fuera eterno. No podía creer que ya no lo vería más, no quería creer eso.
Cuando ella llegó a su casa, se encerró en su cuarto y se puso a llorar. Era tan grande el dolor que sentía que no podía parar.
Sólo hubo un momento en el que pudo dejar de hacerlo y fue porque él le mandó un mensaje. Él, a pesar de todo, seguía hablándole. Ella no sabía que hacer, estaba dolida, muy dolida.
se enjuagó la cara, se miró al espejo y se preguntó que qué quería. La respuesta salió de su boca sin más: No quiero perderlo.
Frente a eso, decidió hablarle aunque le doliese. Quería seguir sabiendo de él.
Al día siguiente, se dio cuenta de que no podía estar en casa. Se sentía extraña porque apenas pudo dormir. Salió a la calle y se sintió agusto, libre, sin preocupaciones. Decidió que sólo estaría en casa lo justo y necesario. 
Pero, al día siguiente, ya nada era igual. Sus pensamientos volvían a centrarse en él, en lo que estaría haciendo. Se preguntaba si él pensaba también en ella.
No sabía si hablarle o no. Al final, le habló porque no lo podía soportar más, no podía soportar no saber nada de él. Pero lo que nadie sabía era que ella le habló con los ojos llenos de lágrimas; quería que la abrazara muy fuerte, olerlo, sentir su calor y, sobre todo, besarlo.
Ella se tuvo que conformar esa noche con su recuerdo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Qué esperas?

"No he muerto, solo me fui antes."

El camino los unió y los separó.