Zeit.

Al principio todo es miedo por no saber si serás lo suficientemente fuerte para mantener la situación bajo control. Por miedo a que todo vaya mas allá, por miedo a amar. Amar es como una droga.
La primera sensación es de euforia, de entrega total. Pero sabes que tienes que mantener el control, y no querer más. Al día siguiente, piensas en la otra persona durante un instante. Luego intentas retener las sensaciones. Mantienes el control de los sentimientos pero llega un día en el que, sin saber porqué, pierdes el control y te dejas llevar por lo que sientes. Cuando te levantas por la mañana, el primer pensamiento es esa persona. Ya no puedes dejar de pensar en ella.
El tiempo pasa y te acostumbras a estar con esa persona. Su presencia, su voz, su olor, su mirada, su risa.. Todo el tiempo es poco, siempre quieres más. En ese momento sabes que estás perdida, que dependes de esa persona, que miras a esa persona y te das cuenta que cada vez te gusta más. Harías cualquier cosa por esa persona. Te aporta felicidad, estabilidad.
Pero toda felicidad llega a su fin. Llega el día en el que todo se disipa, ya no importa nada. Solo queda el recuerdo de los momentos vividos. Recuerdos que te sacan una sonrisa pero, sabes que ya no podrás crear más recuerdos como esos. Solo puedes crear otros recuerdos con otras personas, aún sabiendo que te gustaría que fuera esa persona y no la otra.

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