Satisfacción.


Están los que usan siempre la misma ropa, los que llevan amuletos, los que hacen promesas, los que creen en supersticiones, los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas, los que siguen luchando cuando todo parece perdido como si cada vez fuera la última vez. La vida misma es un desafío.
Todos ellos sufren pero no se quejan porque saben que el dolor pasa, que el sudor se seca y que el cansancio termina. Pero hay una cosa que no desaparecerá nunca, la satisfacción de haberlo logrado.
Todos tienen la misma cantidad de músculos en el cuerpo. En sus venas corre la misma sangre. Lo que les hace diferente es su espíritu, el  espíritu que cada uno tiene.

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