Quizás no fui la persona más sincera del mundo ni te demostré mis sentimientos cuando tenía que hacerlo pero sé que me equivoqué y que poco puedo hacer ya para arreglarlo.
Eso me pregunta mi mente cada vez que hago una estupidez. Y es que desde que el amor llegó a mi vida, este me nubla la razón. Años atrás, muchos años atrás, el amor era diferente. No te querían por ser un trozito de carne ni una cara bonita. Te querían porque de verdad te conocían, sabían cómo eras porque lo veían a tiempo real y no a través de una pantalla de móvil. Ese amor era sincero, aunque había también algún listillo pero eran casos contados. Ahora si no te pintas o no muestras carne o no zorreas en alguna discoteca, te tachan de estirada, aburrida y, posiblemente, piensen que ya tienes novio y eres de esas chicas que no se llevan ahora. Porque claro ahora si tienes novio o alguien con quien tengas una relación más o menos seria, es muy normal que ligues y te vayas con otra persona aunque estés con esa persona que has elegido porque la quieres y la respetas. Y creerme hay tantos tíos y todos tan iguales y tan diferentes.. Dios.. Y para nada simples porque si hablas con el...
Un nuevo día, suena el despertador y cuesta levantarse. Acabas levantándote porque no hay más remedio, pero lo haces pensando en todo lo que pasó anteriormente en tu vida, los recuerdos parecen cobrar vida propia, las sensaciones se pasean por tu cuerpo como la cosa más normal del mundo.. Pero sabes que hoy tampoco estará contigo pero ni hoy ni mañana, puede que nunca más esté. El tiempo pasa y te das cuenta que un día no lo querías escuchar pero lo escuchaste. Lo escuchó y sus palabras eran frías, era como si todo lo que había pasado anteriormente no importara nada en absoluto. Como si todo hubiera sido una mentira, una mentira que al menos ella pensaba que era real. Los pensamientos te arrastran hacia el vacío, y te dejas llevar por la soledad. Ya sabía cual era su unión con él, era una unión distinta no necesitaba a nadie, tenía todo que necesitaba para vivir y ser feliz. Cuanto más hablaba, más furia le entraba al escuchar sus palabras. Sentía impotencia al no poder decir...
Ella no sabía cómo de importante era él, dejó que penetrara en su piel, igual que el sol te broncea en verano, lentamente. Ya no había vuelta atrás. Ella quería más, él menos. El final se acercaba y ella sólo quería verlo, sentirlo, saber que todo iba a estar bien. Pero el día final llegó. Ella se quedó sin palabras que decirle, no pudo decirle que lo quería y que si creía posible todo lo que él decía que no podía ser. Ella sólo quería llorar pero no quería que él la viese. No quería ser vulnerable y acabar diciéndole, entre lágrimas, lo que de verdad sentía por dentro, el enorme cariño que le tenía. Un cariño que no se podía comparar con una amistad. El último beso que se dieron, fue distinto. Ella quería que fuera eterno. No podía creer que ya no lo vería más, no quería creer eso. Cuando ella llegó a su casa, se encerró en su cuarto y se puso a llorar. Era tan grande el dolor que sentía que no podía parar. Sólo hubo un momento en el que pudo dejar de hacerlo y fue porque él...
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